miércoles, julio 26, 2006

Langston Hughes / E. U. A.




Yo también

Yo también canto a América.
Soy el hermano oscuro.
Me mandan a comer a la cocina
cuando llegan visitas,
mas yo me río
y como bien
y crezco fuerte.

Mañana,
Me sentaré a la mesa
cuando lleguen visitas.
Entonces,
nadie se atreverá
a decirme
-“Vé y come en la cocina”.

Además,
verán que soy hermano
y se avergonzarán.

Yo también soy de América.

Langston Hughes






L. Hughes




Nació en Joplin, Missouri, en el año de 1902. Trabajó en un restaurante, fue marinero, dio clases en varias ciudades del país y del extranjero, fue profesor de inglés en México. Vivió en algunos países de Europa como Francia e Italia, fue corresponsal de una revista de Baltimore durante la Guerra Civil Española. La poesía negra de Langston Hugues se nutre de dos fuentes esenciales, la literatura y espíritu del blues, además de la poesía clásica. También dejó a posteridad un sinfín de retratos poéticos de trabajadores negros. El dolor y el genio de sus hermanos de raza pervive en las letras de Hugues, que en ocasiones logra adquirir una tonalidad mesiánica y de franca rebelión. Murió en 1967.
El tema básico más auténtico de los negros no es el amor, las rosas, el claro de luna, ni la muerte o la desesperación en abstracto, sino la raza y el color (y los problemas emotivos que estas características implican) en un país que trata a sus ciudadanos de color como parias.





viernes, julio 21, 2006

Giusseppe Ungaretti / Italia




La piedad


1

Yo soy un hombre herido

Y me quisiera ir
y llegar finalmente,
Piedad, donde se oye
al hombre solo consigo.

Sólo soberbia y bondad tengo.

Y me siento exiliado entre los hombres.

Mas por ellos padezco.

¿No sería digno de volver en mí?

He poblado de nombres el silencio.

¿He hecho pedazos corazón y mente
para caer en servidumbre de palabras?

Reino sobre fantasmas

Ay hojas secas,
Alma llevada aquí y allá…

No, detesto el viento y su voz
de bestia inmemorial.

Oh Dios, aquellos que me imploran,
¿Nada más que de nombre te conocen?

Me has desechado de la vida.

¿Me desecharás de la muerte?

Tal vez ni aún de esperar es digno el hombre.

¿Se agotó hasta la fuente del remordimiento?

El pecado qué importa
si ya no lleva la pureza.

La carne apenas si se acuerda
de que era fuerte un día.

Está loca y gastada el alma.

Dios, mira la flaqueza nuestra.

Quisiéramos una certeza.

¿Ya ni te ríes de nosotros?

Y compadécenos, pues, crueldad.

No puedo más de estar emparedado
en el deseo sin amor.

Un rastro de justicia muéstranos.

¿Tu ley cuál es?

Fulmíname mis pobres emociones,
Libérame de la inquietud.

Estoy harto de aullar sin tener voz.


Giusseppe Ungaretti



G. Ungaretti




Lejos

Lejos lejos
como a un ciego
me han llevado de la mano


Giusseppe Ungaretti




Poeta y profesor de literatura italiano, nacido en Alejandría, Egipto, el 10 de febrero de 1888. Mientras estudiaba en el colegio suizo de aquella ciudad, se familiarizó con la literatura francesa, lo cual lo preparó para vivir dos años, de 1912 a 1914, en París, en donde estudió en la Universidad de la Sorbona. Allí hizo amistad con poetas como Guillaume Apollinaire, Charles Péguy y Paul Valéry. Fue soldado en la I Guerra Mundial. Trabajó en el ministerio de Asuntos Exteriores en Roma y luego como periodista en 1930, también ejerció como profesor de literatura italiana, primero en São Paulo, Brasil, entre 1936 y 1942, y más tarde en Roma, hasta el año 1959. Publicó numerosos libros de poesía, entre los cuales destaca la serie La vida de un hombre (1942-1961), que le aportó una gran reputación como uno de los fundadores del hermetismo, movimiento que exalta la poesía basada en los sentimientos personales, y al que pertenecieron también Eugenio Montale y Salvatore Quasimodo. Ungaretti fue también un excelente traductor, y vertió al italiano obras como Fedra de Racine, una colección de sonetos de Shakespeare, y poemas de Stéphane Mallarmé y William Blake.
A partir de su obra surge una nueva tendencia de la lírica en verso: La metáfora-espejo, donde el mundo se mira a sí mismo y se reconoce, volviéndose real. En su poesía late la necesidad de recobrar la inocencia primera, perdida y olvidada por el hombre moderno, esclavo de esclavos. Murió en Roma, en las primeras horas del 2 de Junio 1970.

lunes, julio 17, 2006

Dino Campana / Italia


Furibundo

Yo la había abrazado.
Mientras que afanoso por la ciega embriaguez
titubeaba ofuscado en los límites
y, con apresurados golpes, replicaba
en la puerta de las eternas dulzuras,
de repente, sobre mi espalda,
se alzó y volvió a caer martilleando sordo
y rítmico su pie. Fue el recuerdo
del instante huidizo en la plenitud
fantástica, la llamada de la muerte.
Ardiendo entonces desesperadamente
redoble mis fuerzas ante aquella llamada
fatídica, y jadeando en la morada
traspasé la nada y la embriaguez, penetré
fiero, con ardor, alta la frente,
empuñando la garganta de la mujer,
victorioso en el místico castillo,
en mi antigua patria, en la gran nada.

Dino Campana
Traducción de Antonio Colinas



D. Campana

Nació en Marradi, Italia, el 20 de agosto de 1885. Viajero que consideraba a la poesía como un reducto para explorar las vías del autoconocimiento. Tuvo una vida furiosa, se empleó como estibador, obrero, peón y músico ambulante. Rayó con intensidad en los abismos de la locura, misma en donde encontró luego un cauce sereno para la escritura poética. Muestra de ello son los Cantos Órficos, su única obra publicada. Campana fue el poeta de su propia locura, representó un momento límite en la poesía italiana del siglo XX, pues buscaba un acto original, lejano, perdido entre los laberintos de la historia y la vida individual, que es necesario recobrar para comprender lo insustancial que el mundo otorga al hombre. Murió en un hospital psiquiátrico florentino el 1 de marzo de 1932.

jueves, julio 13, 2006

Ismael Lares / México




Constructor de Versos

Mis versos amanecen
Ingieren el desayuno espiritual
de mi ostentación
de mi resaca interior

Mis versos desnudan raíces
y extraen los nutrientes del alma
No hay semántica tras mi antifaz
Ni erudición entre signos interrogantes

Soy rumiante de palabras
Soy destilería
Albañil de la imaginación
Cincel de monolitos sintácticos

Es mi oficio la ingeniería del verso
Cimientos e imaginación
Producir excitaciones al ritmo del alma
y erigir monumentos verbales

Ismael Lares©



I. Lares


Poeta radicado en Durango. Obtuvo una mención el 7º Concurso Nacional Juvenil de Ensayo sobre Derechos Humanos 2003, otorgado por el Instituto Mexicano de la Juventud. Tiene inédito el libro de poemas, Dialéctica de la vida surrealista. Ha publicado poemas y ensayos en diversas revistas especializadas. Ha participado en talleres de creación poética, así como en encuentros de escritores.

martes, julio 11, 2006

Homero Aridjis / México




Poema de amor en la ciudad de México


En este valle rodeado de montañas había un lago,
y en medio del lago una ciudad,
donde un águila desgarraba una serpiente
sobre una planta espinosa de la tierra.

Una mañana llegaron hombres barbados a caballo
y arrasaron los templos de los dioses,
los palacios, los muros, los panteones,
y cegaron las acequias y las fuentes.

Sobre sus ruinas, con sus mismas piedras
los vencidos construyeron las casas de los vencedores,
erigieron las iglesias de su Dios, y las calles
por las que corrieron los días hacia su olvido.

Siglos después, las multitudes la conquistaron de nuevo,
subieron a los cerros, bajaron a las barrancas,
entubaron los ríos, talaron árboles,
y la ciudad comenzó a morir de sed.

Una tarde, por una avenida multitudinaria, una mujer vino hacia a mí,
y toda la noche y todo el día
anduvimos las calles sin nombre, los barrios desfigurados
de México-Tenochtitlán-Distrito Federal.

Entre paquetes humanos y embotellamientos de coches,
por plazas, mercados y hoteles,
conocimos nuestros cuerpos,
hicimos de los dos un cuerpo.

Cuando ella se fue, la ciudad se quedó sola,
con sus muchedumbres,
su lago desecado, su cielo de nebluno
y sus montañas invisibles.

Homero Aridjis©



H. Aridjis



Nació en Contepec, Michoacán en 1940. Periodista, novelista y catedrático, fue becario de varias instituciones mexicanas. Profesor de literatura mexicana en varias universidades norteamericanas. Obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia correspondiente a 1964 y el Premio Internacional Novedades y Diana. Recibió la beca Guggenheim en 1966-1967 y en 1979-1980.
Su poesía, en un principio influenciada por Octavio Paz, ha pasado de la riqueza metafórica y visual de sus primeros libros a una sencillez discursiva que, como la de José Emilio Pacheco, busca acercarse a la limpidez. Una recopilación de su poesía se publicó en 1987 bajo el título Obra poética (1960-1986). En 1996 publicó ¿En quién piensas cuando haces el amor?
En la actualidad preside una organización ecológica, el Grupo de los Cien, que lleva más de diez años luchando en contra de las agresiones hechas por el hombre a la naturaleza, y especialmente en su país. Aridjis lucha por conservar los bosques, detener la matanza de tortugas y ballenas, denunciar el tráfico de animales, etcétera.

lunes, julio 10, 2006

una de dos:

1.- Fui seleccionado aleatoriamente por el sistema para ser eliminado en busca de más espacio en los servidores centrales de Blogger, o...

2.- He sido jaqueado, jakeado... hackeado, como sea, suena igual y se siente lo mismo.


Cualquiera que haya sido el motivo, gracias. Siempre viene bien un cambio.

Monosofía sigue...